La pesca ha sido una actividad fundamental en la historia de la humanidad, no solo como método de subsistencia, sino también como una forma de recreación, deporte y conexión espiritual con la naturaleza. Ya sea desde una tranquila orilla, una lancha en altamar o una caña improvisada junto a un arroyo, pescar implica mucho más que lanzar un anzuelo: es una práctica que enseña paciencia, respeto por el entorno y conocimiento del medio acuático.

Tipos de pesca
Existen diversas modalidades de pesca, cada una con su técnica, equipo y contexto particular. Las más comunes son:
- Pesca deportiva: Se practica por recreación y generalmente bajo el principio de “captura y suelta”. Utiliza cañas, carretes, señuelos y requiere licencias especiales en muchos lugares.
- Pesca artesanal: Muy presente en comunidades costeras o rurales, utiliza métodos tradicionales y tiene un impacto más bajo en el ecosistema.
- Pesca industrial: Se realiza a gran escala y está orientada al comercio. Aunque eficiente, puede causar sobreexplotación si no se regula adecuadamente.
- Pesca con mosca (fly fishing): Técnica que simula insectos en la superficie del agua. Es popular en ríos y lagos, especialmente para atrapar truchas y salmones.
El equipo básico
Para los aficionados que se inician en la pesca, estos son los elementos básicos:
- Caña de pescar: De diferentes longitudes y materiales, adaptadas al tipo de pesca.
- Carrete: Manual o automático, sirve para enrollar el sedal.
- Sedal o línea: Varía en grosor y resistencia.
- Anzuelos: De distintos tamaños, según el tipo de pez.
- Señuelos o carnadas: Pueden ser naturales (lombrices, camarones) o artificiales (plásticos, metálicos).